CONCEPTO DE TRABAJO EN PSICOANÁLISIS. CONFERENCIA DICTADA POR MIGUEL ÓSCAR MENASSA EN 1982, EN LA ESCUELA DE PSICOANÁLISIS GRUPO CERO.
Trataremos de
establecer las conexiones lógicas de los elementos que intervienen en el
trabajo para ver después cómo en La interpretación de los sueños, texto
que habíamos marcado como texto de ruptura, la categoría central es la categoría
de trabajo.
Podríamos acercarnos
al problema diciendo que, en su organización más simple, el trabajo es una
actividad racional capaz de producir valores de uso. En su concepción más
simple, el trabajo sería la condición imprescindible en la relación del hombre
con la naturaleza. Trabajo de forma simple porque se agota en el producto
que produce. Produce un valor de uso, es decir, un valor tal que parta de
la propiedad de la cosa y que pueda ser utilizado en cualquier demanda humana
en el orden de la necesidad y en el orden de la fantasía. Y para decir esto no
es necesario llegar a Freud, porque ya Marx decía que daba lo mismo satisfacer
una necesidad biológica o una necesidad deseante. Lo que dije no quiere decir
exactamente el deseo inconsciente, quiere decir que la necesidad no es sólo la
necesidad biológica, ni sólo la necesidad fisiológica. También se llama
necesidad a aquello que el sujeto fantasea en el orden de poder satisface.
Cuando el producto
del trabajo excede en su valor el trabajo medio necesario para ser producido,
se genera lo que todos conocemos con el nombre de plusvalía y en ese momento
hay dos fundaciones: el dinero se funda como capital, y aparece el valor de
cambio en las mercancías y se enajena su valor de uso. El valor de cambio, lo
más notable, lo más aparente de la mercancía, es en realidad la forma de
mostrarse, la forma de escenificarse de esa mercancía.
Para que esto sea
posible, para que la mercancía pueda escenificarse en su valor de cambio, es
necesario que ella haga abstracción de su valor de uso. Hablamos de esto antes
de entrar en el trabajo del sueño o en el trabajo teórico de producción del
concepto inconsciente, para ver si encontramos las relaciones lógicas entre lo
que conocemos como trabajo y lo que Freud llama trabajo del sueño.
En el capítulo
anterior debería haber quedado claro que los sentidos, la certeza que dan los
sentidos, la certeza sensible, aquello catalogado como cierto por nuestra
percepción consciente, mostraba, después de un trabajo de interpretación, que
la certeza era ilusoria.
Todo sentimiento,
toda certeza afectiva, toda reflexión consciente debe ser considerada como
apariencia.
El término ruptura,
que nosotros exportamos del materialismo histórico, es efecto producto de un
trabajo. Le quitamos a la Teoría, a la Filosofía, a la misma Poesía la
inspiración, la genialidad, para pasar a definir este tipo de producciones
mediando un trabajo.
El verbo trabajar
mueve a recordar una vieja polémica acerca de si el hombre, esa mutación que se
produce en el animal, para que en esa transformación aparezca un hombre, está
claro que es por el habla, pero no está tan claro por qué no se produce el
habla para producir esa mutación. Algunos maestros dicen que ese tránsito no
sólo es generado por el habla sino que es generado por la necesidad de agrupar
un trabajo para la transformación de la naturaleza. Vieja polémica mal
planteada y no solucionada, que como psicoanalista resuelvo fácilmente: el
sujeto es un sujeto psíquico en cuanto que habla.
Hacerse una pregunta por
el origen es mítico, es metafísica, pero no sería bueno que nadie más se
preguntara por los orígenes.
Cuando digo aparato
psíquico, hablo de un aparato psíquico constituido y cuando digo relaciones de
producción hablo de unas relaciones de producción en un determinado sistema de
relaciones. Y para comprender y transformar ese sistema no necesito saber nada
de los orígenes. Una vez definido el aparato psíquico, ya no interesa si el
aparato psíquico venía con el niño antes de nacer, se forma en el pasaje edípico
o es simplemente, como dicen algunos autores, algún modelo ideológico del
Estado.
En todas las
traducciones al castellano, la palabra de los textos de Freud está traducida
como elaboración, con lo cual sutilmente se pierde la dimensión de lo que Freud
vendría a decirnos, que no había ahí nada creativo como sugiere la palabra
elaboración, que se trataba de un trabajo sobre una materia prima, con
instrumentos que producen transformación, efectos. Trabajo que está
condicionado por sus leyes. Trabajo teórico que produce como efecto producto
del trabajo el concepto de inconsciente. El concepto de inconsciente va a
intervenir ahora en la operación práctica psicoanalítica como instrumento, no
como objeto de conocimiento, no como producto.
Se produce una mercancía
que es producto efecto de un trabajo, esa mercancía, una vez producida, puede
reingresar al circuito de trabajo, como medio (materia prima) o como
instrumento de trabajo.
Cuando explicábamos
en la clase anterior cómo la Física había tomado prestado de las matemáticas el
concepto de magnitudes geométricas y sus leyes, teníamos otro ejemplo de cómo
por ser producto de un trabajo, las magnitudes geométricas podían ahora
participar de un nuevo proceso de producción, no ya como efecto producto de un
trabajo sino como instrumento para operar sobre una materia prima diferente: el
campo físico. El principio de constancia es producto efecto del trabajo teórico
de la física, pasa en el nuevo proceso de producción, el proceso de producción
del campo psicoanalítico, como instrumento, como medio de producción.
Se dice que Freud
toma de la física el concepto o el principio de constancia, esto es falso.
Freud no toma el principio de constancia, toma la concepción filosófica,
ideológica que se desprende del principio de constancia físico. Es verdad que
el concepto abarcativo de campo donde van a acontecer los fenómenos psíquicos,
es decir, aparato psíquico, es un concepto que Freud toma de un texto donde ese
aparato psíquico tiene base biológica. Pero toma el vacío formal de ese aparato
que tiene dos instancias y la energía que transcurre en él es eterna, es decir,
constante. Si no está donde tiene que estar, está condensada o desplazada. No
toma el aparato psíquico que se funda en lo biológico, toma el producto formal último
del trabajo del Proyecto de psicología para neurólogos vacío, formal, en
tanto, lo que va a delimitar en él La interpretación de los sueños, es
una ruptura definitiva del aparato psíquico con lo biológico.
Con estos elementos
vamos a tratar de acercarnos ahora al texto de La interpretación de los
sueños. Vamos a describir tres tipos de trabajos:
- Un primer trabajo
es el trabajo teórico cuya materia prima es el discurso onírico, trabajo que va
a operar transformaciones en esta materia prima (como todo trabajo), con
instrumentos teóricos: principio de constancia, concepto de aparato psíquico y
la noción filosófica de latente y manifiesto. Trabajo teórico que con estos
instrumentos va a operar sobre la materia prima para producir el concepto de
Inconsciente. Su resultado va a ser la ruptura en tanto el efecto va a ser una
teoría fundada científicamente.
- El segundo trabajo
que aparece en La interpretación de los sueños es el trabajo práctico
técnico de la práctica psicoanalítica, trabajo éste que tiene como materia
prima el discurso del psicoanalizado y como instrumento la teoría, el método y
la técnica psicoanalítica en un complejo articulado con el propio saber
inconsciente del analista. Instrumento con el cual se va a operar entonces
sobre el discurso del psicoanalizado para producir como efecto autoconocimiento
y autotransformación.
Concepto de
inconsciente que nos permite elaborar el método de interpretación e
interpretación que nos permite reconstruir la estructura determinante.
Tenemos un trabajo teórico
que da como producto: Concepto inconsciente.
Un trabajo práctico
que da como producto autoconocimiento y autotransformación del psicoanalizado.
- Un tercer trabajo,
que es una reconstrucción teórica, que es el trabajo del sueño, desde los
contenidos a la formación: el trabajo real del sueño.
Vamos a ir haciendo
algunas consideraciones acerca de ciertas críticas al sistema freudiano que son
precisamente hallazgos en la teoría freudiana.
Materia prima:
discurso onírico. No el sueño vivido, no el sueño soñado, sino el sueño vivido
y soñado deformado por el relato del soñante. Nuevo nivel de objetividad en
tanto no hay manera de hacer concordar el discurso onírico con la realidad. La
crítica de Janet (que Freud apunta en el capítulo El olvido de los sueños)
a esta materia prima, recae precisamente en que es un resultado deformado de
los sueños; cuando es justamente esta deformación que produce el soñante en su
relato, la que está para Freud sobredeterminada por aquella otra deformación
que tuvo que sufrir el deseo inconsciente para poder expresarse. Esta
deformación que el neopositivismo o el empirismo utilizaba para negar la
cientificidad del nuevo nivel de objetividad fundado por Freud, a Freud le va a
llevar a hacerse dos tipos de preguntas: ¿qué fue lo que hizo posible la
deformación? y ¿por qué tuvo que haber deformación?
Freud ni está peleado
con la ciencia física de su época (vamos a mostrar que parece en un momento) ni
ama desaforadamente la ciencia de su época. En 1901 él está obligado a hacer un
resumen de La interpretación de los sueños para una revista, que
comienza diciendo que en tiempos que podríamos llamar precientíficos, el sueño
era atribuido a poderes demoníacos o divinos. Y dice que con el avance de las
ciencias físicas ya nadie puede pensar que los sueños provengan de otro lugar
que no sea: el soñante. Parecería ser, en este párrafo, que Freud pretende
hacer cabalgar esa nueva ciencia que está generando, en los carriles de las
llamadas ciencias naturales. Sin embargo, en el capítulo de Método, el
único material que él se anima a trabajar como método de interpretación es un
material realmente prehistórico, arcaico, popular, diciendo que esas
concepciones populares de la interpretación hacen más a una razón del sueño o a
una razón de su tesis, en tanto la tesis plantea que el sueño tiene un sentido.
Mientras las ciencias, medicina, física, fisiología, biología de la época no
daban interés al fenómeno onírico o atribuían a procesos orgánicos, está claro
que aquí Freud está en contra de las ciencias de su época.
Por otra parte,
podríamos decir que la pretensión de que su ciencia fuese una ciencia natural,
tan natural como las ciencias naturales, nada tiene de natural porque son las ciencias
que alcanzan mayores formalizaciones abstractas. Que los conceptos de la física
nada tenían que ver, una vez producidos, con los elementos reales que se habían
utilizado para su producción.
Esto no ocurría
cuando Freud estaba atendiendo a los pacientes, esto ocurría cuando Freud se
sentaba con las notas que había decidido tomar durante su trabajo. En la
materia prima no está el resultado, sino que el resultado es producto efecto de
la operación que se ejerce con instrumentos sobre ella. Con las notas, con las
reflexiones que había anotado, con ese material y con esos instrumentos
teóricos que provenían de la física, de la filosofía y de su propia obra
anterior, trabaja el relato onírico, en principio para que no haya ningún
impedimento con el relato de sus propios sueños, y produce como producto efecto
de ese trabajo el objeto de conocimiento: el concepto inconsciente.
El objeto de
conocimiento no es la realidad, como hemos visto, el objeto de conocimiento
proviene de una realidad ya trabajada, ni siquiera de los sueños, sino del
relato del sueño. En el relato de los sueños no está el objeto de conocimiento,
el objeto de conocimiento es un producto efecto de trabajo con esos
instrumentos teóricos sobre el discurso onírico.
Freud comienza el
capítulo de Método de la interpretación diciendo: los sueños tienen
sentido y termina diciendo que el sentido de los sueños, una vez llevada a cabo
la interpretación psicoanalítica, se nos revela como una realización de deseos.
El trabajo del método
psicoanalítico sobre el discurso onírico es lo que hace que el sueño tenga
sentido. El sueño manifiesto no tiene en sí ningún sentido o, mejor, tiene el
sentido vulgar, común que le da nuestra aprehensión. Es decir, si yo sueño con
una desgracia, yo que soy un jugador no pienso en ninguna desgracia, sino que
le juego al número 17; si soy un poco más melancólico pienso que me va a pasar
una desgracia, es decir lo interpreto según el sentido común o como anunciante
del porvenir o los tomo como si su manifestación fuera verdad. No es ése el
sentido que Freud les da.
Quiero mostrar cómo
en la interpretación vulgar están negadas las características del trabajo.
El nuevo nivel de
objetividad parte de los efectos, es decir efectos últimos de la estructura. En
el caso del psicoanálisis: el habla. En el caso de la teoría del valor: la
mercancía. Y como habíamos visto ni siquiera la mercancía, sino la mercancía en
el lugar donde se escenificaba como su valor de cambio, escondiendo su valor de
uso.
Se parte de los
efectos, se elabora interpretación-construcción y se construyen lo que por
ahora podríamos llamar contenidos.
El objeto real para
el psicoanálisis, sería el inconsciente de fulano de tal, su versión de la
filosofía que habla de la producción del conocimiento científico, cambió el
tiempo de la producción científica, ésta que antes tenía un desarrollo continuo
de atrás para adelante, ahora se va a construir por recurrencia.
No vengo del deseo
inconsciente, no recaen sobre mí el deseo inconsciente, los mecanismos de
condensación y desplazamiento, escenificación y simbolización y así llego
tranquilamente al producto manifiesto: sueño manifiesto. Sino que parto del
sueño manifiesto, elaboro interpretación, reconstruyo operaciones y doy cuenta
de la estructura determinante. Recién ahora, no por medio de la realidad sino
por medio de la reconstrucción teórica puedo decir que hay un deseo
inconsciente que para atravesar la barrera de la represión se condensa y se
desplaza, se escenifica y aparece como sueño manifiesto. Eso es el trabajo real
del sueño, lo tuve que reconstruir teóricamente. No lo viví, no me metí dentro
de la psiquis del soñante para ver cómo era que del deseo se llegaba al sueño
manifiesto, sino que partí de un nuevo nivel de objetividad, último efecto de
la producción inconsciente: el habla, el cuento del sueño.
Los instrumentos con
que vamos a trabajar esa materia prima responden a una concepción filosófica:
el principio de constancia, la categoría de campo que pone los límites a lo que
estoy diciendo como pertinente a un campo: el aparato psíquico y una noción que
es la de manifiesto y latente, entendiendo por manifestación la forma de
expresarse del fenómeno y por latencia: su verdad.
Con la fundación del
discurso onírico como materia prima Freud cuestiona la verdad, no sólo
cuestiona la verdad filosófica sino que propone un nuevo tipo de verdad.
Después Lacan dirá que el psicoanálisis es algo que interesa a todos porque el
psicoanálisis es una cuestión acerca de la verdad.
El discurso onírico
es lo que aporta el soñante, el psicoanalizado. No siempre es un paciente el
que se psicoanaliza y sin necesidad de ser psicoanalista se puede tener un
pensamiento psicoanalítico para pensar todos los órdenes de la vida, en tanto
no sólo el psicoanálisis hace esto, cualquier descubrimiento científico,
cualquier producción científica, cuando es importante toca todas las áreas del
saber.
Esto es difícil de
entender porque es la ruptura más potente que realiza el psicoanálisis, en el
sentido que rompe con una forma de la sexualidad humana, intenta transformar
una forma social de la sexualidad humana.
Es el vector, el
descubrimiento freudiano, no Freud. El descubrimiento freudiano del
inconsciente es el único hecho material, en tanto está escrito, a nuestro
entender en La interpretación de los sueños, que puede explicar no
solamente la producción del Movimiento Surrealista, sino la importancia que
este movimiento adquiere no solamente en el arte, sino en las cuestiones del
vivir.
Entonces, el
psicoanalizado aporta la materia prima, el discurso onírico, el psicoanalista
del cual exigíamos que haya concluido su análisis personal, que esté en el
momento que está para escuchar el sueño, no para curar a nadie, para escuchar
el relato del sueño. Para poder escuchar el relato de un sueño hay que haber
terminado el psicoanálisis personal, estar en psicoanálisis didáctico, en
supervisión y, por lo menos, en tres o cuatro grupos de estudio, para que no
haya posibilidad de que el psicoanalista se extravíe en todas las metáforas que
les ocurra acerca de la palabra extravío, desde la locura hasta la pequeña
ignorancia, hasta la pequeña equivocación.
¿Quién escucha en el
psicoanalista?
Un trabajador que
está munido de instrumentos para el trabajo específico que tiene que realizar,
el complejo articulado ahora, de su propio psicoanálisis personal con la
teoría, el método y la técnica psicoanalítica.
En el único lugar
donde el psicoanálisis es instrumento de trabajo y trabaja sobre materia prima
que es el discurso del psicoanalizado, el efecto producto de ese trabajo es uno
sólo: el autoconocimiento y la autotransformación del psicoanalizado.
Cuando termina el
psicoanálisis y comienza el verdadero viaje, como dice Lacan, no quiere decir
ninguna otra cosa que la transformación, el verdadero viaje, que se operará
después de la interpretación, no es algo que corra por cuenta del
psicoanalista, ni del psicoanálisis. No es que transforme sino que abre el
espacio infinito de las transformaciones y ahora, si el sujeto quiere, de la
misma manera que se fue enredando su vida hasta caer en el diván, uno lo que le
muestra es que fue él, el que deseaba. Que la única injusticia social que se
cometía con él era una injusticia social que se comete con toda la humanidad.
También será su deseo el que una vez hecha la interpretación transforme o no su
vida.
Toda verdad para el
psicoanálisis es para transformarla, en el instante. Verdad es ese instante
donde algo comienza su transformación. La actitud del psicoanalista en su
trabajo como psicoanalista no es plantearle al paciente verdades, sino
verosimilitudes. Cuando se interviene es “me parece que”, “le sugiero que
piense”, “no trato de contradecirle, pero yo pensaría”. El psicoanalista tiene
que trabajar con verosimilitudes, porque la verdad la trabajan los religiosos,
los militares. Y Freud hace una crítica contundente a la Religión y al
Ejército, no para que no existan sino porque no pueden ser psicoanalistas. pone
un límite a quién puede ser psicoanalista.
El método científico
no puede ser concebido antes de la producción del objeto de conocimiento porque
es el que le da las características al método. Método de
interpretación-construcción. Método que para ser científico tiene que regular
según el mandato de la teoría y ser además materialidad de la técnica. En este
espacio de la técnica: asociación libre y transferencia.
Con esta triple
articulación: teoría, método y técnica, que son tres momentos teóricos, recién
ahora voy a cumplir con el otro requisito de toda ciencia: la transformación de
la realidad, es decir, la práctica técnica. A la práctica técnica el
psicoanalista transporta como instrumento con el cual va a operar sobre el
material del psicoanalizado, el complejo articulado de la teoría, método y
técnica psicoanalítica y su propio psicoanálisis, su saber inconsciente. Que el
método sea de interpretación-construcción queda como comprendido por las
características de ese objeto particular que debe ser construido porque no está
como tal en ningún lugar.
Que la técnica sea la
asociación libre y la transferencia quiere decir que el sujeto tiene que
hablar, pero hablar ni lo va a curar ni lo va a psicoanalizar porque la palabra
por sí misma no tiene ningún efecto, ningún poder. Transferencia porque la
palabra sólo va a tener poder, en ese campo singular de fuerzas que se genera
en toda relación psicoanalítica y que se llama transferencia. Por lo tanto,
asociación libre: hablar. Transferencia: el campo propicio para que ese hablar
produzca sus efectos.
Con esos instrumentos
comienza ahora un nuevo trabajo, el trabajo práctico-técnico.
Para la epistemología
con la cual estamos mirando el proceso de producción científico, la
epistemología materialista, la ciencia debería, para alcanzar su nivel como
ciencia, no sólo tener una práctica técnica, sino también una inscripción
social. La salud, pero pública. La educación, pero publica. Inscripción social.
Inscripción en aquel lugar donde lo que determina la inscripción no es la
propiedad de la ciencia que se inscribe, sino el modelo productivo donde la
ciencia se inscribe.
Al entender actual
todavía no es una ciencia porque le falta su inscripción social, pero esto
aplicado a otras ciencias hace que las matemáticas no sean una ciencia, la
física tampoco, en tanto hay formuleos que si bien muestran cuáles podrían ser
su método de apropiación, no pueden determinar cuál sería su práctica y menos
su inscripción social.
Será una ciencia
cuando su desarrollo le permita su inscripción social.
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