PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE
-Primer intento-
Antes de comenzar quiero decir que este
encuentro con vosotros me sobrecoge de emociones. Intentaré escapar al poderoso
influjo de la ilusión de mis emociones, para ver si puedo descentrarme en el
intento de producir el inconsciente. Si alguien tuvo la valentía de llamarle a
una exposición "Producción del
inconsciente", estará queriendo decir que el inconsciente no está en
ningún lugar, que no lo tiene nadie y que nadie puede ir a pasear con el
inconsciente, porque éste para existir debe ser producido en un doble sentido, en
el contexto y el trabajo del campo de lo que se llamaban los fenómenos
psíquicos y producido cada vez que
con este objeto de conocimiento queremos transformar la realidad de la cual da
cuenta. Tendrá que volverse a producir el inconsciente en la dimensión del
diálogo.
Necesitaría -antes de correr el riesgo de
cierto esquematismo o dogmatismo- mostrar cómo el trabajo ideológico opera con representaciones y nociones imaginantes,
con ilusiones que no por ser ilusiones
dejan de ser realidad, son también realidad, pero imaginantes. Que la
práctica ideológica, al no padecer de la regulación de la teoría, modifica sus técnicas con las variaciones
de la realidad. Por lo tanto, no
puede regular ni controlar, ni prever, los efectos que produce.
La diferencia con la práctica científica está
dada por el recorte que en ésta impone
la propia teoría a la práctica que determina, que la práctica científica está regulada desde la teoría y puede ordenar,
controlar y prever las variaciones que ofrece el campo en que opera.
Digamos que toda ciencia surge en un campo ideológico o precientífico, que sin práctica utilitaria, sin práctica
técnica, sin empirismo, no hay producción científica. Pero la producción -científica, surgida del campo de la ideología- por ser efecto de un trabajo
realizado, por ser producto de materia prima transformada, ya nada tiene que
ver con los instrumentos que se utilizaron, ni con la materia prima con la cual
se trabajó.
Con la madera puedo construir una mesa, pero
la mesa no estaba en la madera, ni siquiera estaba en los instrumentos con los
cuales trabajé la madera. Pero desde la
mesa puedo construir, mediante un proceso teórico, el trabajo real que me llevó
a la construcción de la mesa. Tengo la mesa, último efecto del trabajo, y construyo teóricamente que para su
producción se han utilizado instrumentos y trabajo humano sobre una materia
prima, la madera.
Si yo me animara a decir que el texto de La interpretación de los sueños, es el
tiempo escritural donde acontece por primera vez en la historia de las ciencias
el concepto de inconsciente, tendría que decir que es desde ese lugar
donde nosotros ahora vamos a mostrar de qué campo proviene el psicoanálisis.
Tomando un concepto de la epistemología materialista, decimos que
el psicoanálisis opera una ruptura cuyo
efecto es la teoría del inconsciente, y la pregunta que pueden ustedes
hacerse es ¿ruptura de qué? Ruptura de
la conciencia, de las teorías y de las ideologías que el mismo
Freud manejaba y ahora esto lo puedo decir porque ya escribí La
interpretación de los sueños.
En 1895, él suponía que el inconsciente,
palabra que ya nombraba pero que todavía no era un concepto, era una parte de
la conciencia y ni siquiera extraña a ella. Al final de los Historiales de la
Histeria, Freud transforma este pensamiento y llega a decir que el inconsciente es una parte extraña de la
conciencia, un cuerpo extraño, pero todavía no llegó a La interpretación de
los sueños.
Podemos ver cómo en las relaciones con las
famosas histéricas, a las cuales siempre se vuelve, Freud no disponía de los
elementos teóricos que le va a brindar La interpretación de los sueños. La
relación con su paciente Elizabeth, el campo transferencial generado, la falta
de progreso en la paciente, el profundo amor que Freud tenía por ella, lo
llevan a querer fundamentar
científicamente -y eso quería decir para Freud, como las ciencias
naturales- el inconsciente y escribe el
Proyecto de Psicología.
En el Proyecto, Freud intenta -sin poderlo-
construir una teoría científica. Y digo sin poderlo porque el aparato psíquico
que produce en este escrito es un
aparato psíquico que está ligado a lo biológico, que tiene localización, que no
se ha desprendido aún de los prejuicios, es decir, no es todavía un concepto
teórico. Mientras que antes de 1900 el cuerpo es productor generador del
inconsciente, después de 1900 el cuerpo
será escenario de ese acontecer autónomo que es el aparato psíquico que, ahora
sí, tendrá sus leyes propias.
Cuando nos enfrentamos a una teoría, se nos
generan dos problemáticas: una de ellas saber
si esa teoría es científica. La otra, de qué modo o de qué instrumentos me voy a valer para dictaminar si esa teoría es
científica o no.
Teniendo en cuenta que estoy en mi casa,
decido que la epistemología, es decir,
el proceso de reconstrucción de las teorías para referirnos a si esta
teoría es científica o no, es la epistemología materialista que pone en
cuestión la filosofía de la conciencia que designa los procesos del
conocimiento.
Las ciencias que nosotros conocemos, no las
más modernas -pero las que conocemos-, las que imaginariamente están asentadas
en nosotros, tienen leyes que manejamos sin darnos cuenta, por ejemplo los números naturales. Su modo de producción es tal que, por
primera vez en el mundo occidental, el hombre produce un símbolo que no es Dios.
Que antes de la producción de las Matemáticas, antes de la producción de los
números naturales, el hombre vivía sin símbolos y el único símbolo posible de
ser producido era Dios. El hombre vivía en un círculo religioso imaginario.
El mundo de las Matemáticas irrumpe en la
vida del hombre llevándolo a una posición diferente, algunos hasta dicen más
humano. Donde ahora existen dos
posibilidades: el símbolo puede ser Dios, pero también puede ser un número
natural. Éste forma parte como
inconsciente de todas las producciones que acontecen después de las Matemáticas.
En el caso de la Física, no solamente su modo
de producción conceptual es semejante al modo de producción conceptual de las
Matemáticas, sino que para ser, nace en el vacío formal de las magnitudes
geométricas, que le proporciona las Matemáticas.
Sin el vacío
formal de las magnitudes geométricas, no hubiese sido posible la fórmula de
la velocidad. Si no hubiese sido posible la fórmula de la velocidad, no se
hubiera podido construir la máquina herramienta y sin máquina herramienta,
hubiese sido imposible el capitalismo. Que ahora estamos un poco aburridos de
él pero que fue una verdadera
revolución, en tanto permitió la socialización universal. El acontecimiento de la máquina herramienta
provoca una revolución en la producción de objetos.
Recién
ahora, con las modernas epistemologías, estamos en presencia de los
instrumentos apropiados para la construcción de una máquina herramienta para la
producción de conocimientos; que el hombre trescientos años antes
alcanza para la producción de objetos. Es decir, que la producción de pensamiento lleva trescientos años de retraso con
respecto a la construcción del objeto técnico. Máquina herramienta que permitirá llevar a un estado de
socialización universal el modo de producción del conocimiento científico.
Proceso de creación que viene a abrir como
posibilidad la producción del inconsciente en 1900. A partir de este hecho y en
sus extensiones, podemos empezar a pensar la
ideología como un sistema inconsciente de ideas, imposible de transformarse por
medio de la tan nombrada "concientización", en tanto nosotros
sabemos que es absolutamente imposible hacer consciente lo inconsciente, porque
lo inconsciente -habíamos dicho- no estaba en ningún lugar, por lo tanto no se
podía trasladar de un lugar a otro. El
inconsciente había que producirlo.
Freud, cuando comienza a trabajar en La
interpretación de los sueños dice, la materia prima no ha de ser el sueño
soñado, no ha de ser el sueño real, el sueño vivido. Nuestro nivel de objetividad será el sueño contado, es decir, será verdaderamente una materia prima, el
sueño contado ya necesitó un pequeño trabajo de elaboración para ser contado.
Nuevo
nivel de objetividad, porque con los elementos que me ofrecían las
epistemologías empiristas, no podía determinarlo como objeto, en tanto jamás
podía saber si concordaba o no concordaba con la realidad. Las características
de estas ciencias actuales, ciencias
conjeturales, permiten esto que no
permitía el empirismo, ese nuevo nivel de objetividad.
Un fragmento, un trozo de discurso va a ser
trabajado por Freud con tres
instrumentos: el famoso y tan
cuestionado "principio de constancia", que no es de ninguna manera el
principio físico de constancia sino que es la filosofía que se desprende del
principio físico de constancia. Otro instrumento de una cuantía
incalculable porque hasta aún hoy
permanece como instrumento de lectura psicoanalítica, es una concepción filosófica que se estaba
gestando en la época de Freud y que tendía a mostrar que lo que aparecía no era
lo verdadero, sino que lo que aparecía era la apariencia y la verdad de esa
aparición era latente. Instrumento que permitirá que todo material que pase por el ojo del
observador se divida automáticamente, en manifiesto y latente. El otro
instrumento que Freud utiliza es una categoría general donde se van a incluir
estos fenómenos, es decir el campo.
¿Dónde acontecen los fenómenos psíquicos? Los fenómenos psíquicos acontecen en el
aparato psíquico y en ningún otro lugar.
Esta categoría general, Freud la toma de su
libro anterior Proyecto de Psicología pero vaciada de su contenido, es decir, la noción de un aparato que tiene como
mínimo dos instancias y una censura entre ambas.
Habíamos dicho que en la materia prima no
estaba el resultado final, el producto. Tampoco en lo que cuenta el soñante, en
el discurso onírico está el objeto inconsciente. Habíamos dicho también de la
mesa que no estaba en la madera, tampoco estaba en los instrumentos con los
cuales se trabajaba la madera para que apareciera la mesa.
Entonces, tendríamos que decir aquí que el concepto inconsciente no va a estar en
los instrumentos con los cuales trabajo la materia prima, sino que por ser
efecto producto de un trabajo -en este caso un trabajo teórico-, será otra
cosa, será un otro respecto de aquello de lo cual proviene.
Era como haber rigidizado el proceso mediante
el cual Freud accede a la producción del concepto del inconsciente, porque tres
características fundamentales: hablar,
soñar y no interrumpir, son peculiaridades de toda relación psicoanalítica que
pone en juego el objeto de conocimiento inconsciente; él habla, sueña, y todo
esto lo hace sin interrupciones.
Es precisamente en este punto donde, en la
construcción del objeto inconsciente, se produce el concepto de transferencia. Ahora Freud va a entender, por
que él sentía pero no sabía por qué sentía, que Elizabeth se movía a su
alrededor como si él fuera su padre. Él veía, le pasaba como a nosotros cuando
miramos el sol, él reconocía el fenómeno para que apareciera así frente a su
vista. Él veía a Elizabeth moverse alrededor, pero tenía un prejuicio, creía
que era alrededor de sí mismo como si él fuera su padre. Si hubiese tenido
el concepto de transferencia, hubiese sabido que se movía alrededor de su
padre. Cuando Freud va al Proyecto de Psicología, renegando de los avances,
renegando de la conversación con Breuer, éste le había dicho que el psiquismo
necesita, para ser explicado, explicaciones psíquicas, Freud no dice eso cuando
va al Proyecto, dice: voy a encontrarle el fundamento orgánico. A esa decisión
lo llevó la transferencia con Elizabeth porque era ella la que le dijo que lo
que él había pensado no servía.
Es
tan revolucionario el descubrimiento freudiano que no consigue nunca ponerse de
moda.
Mientras que nosotros sabemos -algunos de nosotros-, por nuestra práctica
personal, cómo desprendimientos de la teoría freudiana se han puesto de moda. Y
así tuvimos de moda muchos tipos de psicoanálisis que en ningún caso fueron
freudianos.
Con Freud lo que se hace es no leerlo,
criticar su ser burgués como si el inconsciente fuera de alguien, como si la
tierra girara alrededor del sol para alguien, y esto nos hace preguntar hasta
dónde se escamotea, hasta dónde se saca de circulación el descubrimiento
producido. Ni una sola de las instituciones psicoanalíticas que yo conozco ha
dejado entrar en su seno el concepto inconsciente, en tanto la distribución y
el uso de la economía y de los afectos, siguen siendo en las corporaciones
psicoanalíticas, exactamente igual que en cualquier otro tipo de institución. Este parentesco se debe al cógito
cartesiano que, paradojalmente, es lo que el psicoanálisis viene a subvertir.
Que las instituciones y las corporaciones
psicoanalíticas, más que mantener el descubrimiento, más que modificar el
método -condición de todo método
científico para serlo, su posibilidad de rectificación-, hicieron del
descubrimiento, un dogma, llegando hasta estipular condiciones de salud. Si
usted tiene buenas relaciones sexuales, sociales y goza de una buena economía,
está psicoanalíticamente sano.
Se llegó a creer que el sujeto asociando,
podía llegar a su inconsciente, podría llegar a enunciar contenidos
inconscientes. Cuando Freud dice
claramente en su primera tesis en el capítulo de "Método de la
Interpretación Onírica" que el sueño tiene sentido, pero tiene sentido si
se lo interpreta científicamente con el método psicoanalítico que permite
construir en la tesis donde el sueño tiene sentido, que el sentido es una
realización de deseos.
Razón que mantuvo durante mucho tiempo ciegas
a muchas corporaciones psicoanalíticas, en tanto buscaban en las profundidades
del ser, el inconsciente. Como si el inconsciente se pudiera pescar, como si se
pudiera atrapar, como si el inconsciente pudiera agotarse en su sentido. Como
si el inconsciente algo tuviera que ver con el ser.
El
deseo inconsciente es inmortal, sueño
porque cuando sueño deseo y si no deseo estoy muerto, por eso sueño, sueño porque cuando estoy dormido es la
única manera que tengo de desear.
Deseo, para Freud, que en su constitución
genera y determina lo que estamos acostumbrados a sentir el centro de nuestro
ser: la famosa y tan vigilante conciencia,
órgano perceptual que, como todos los órganos perceptuales, quedan
contrariados por los descubrimientos científicos.
Veo el sol con mis propios ojos girar
alrededor de la tierra, he sido engañado. Creo que amo a esa mujer, he sido
otra vez engañado. Creo que estoy tocando a este hombre. Quiero decir que la
conciencia -en tanto órgano perceptual- caería en la ilusión de la apariencia.
Para Freud, en la conciencia nunca
podría acontecer la verdad, por eso que pone en cuestión precisamente a todo aquel que piensa donde es,
porque el pensamiento inconsciente
acontece donde el sujeto no es, en el inconsciente. Acontece en aquel
tiempo que al hombre le falta. Deseo que
por haberse constituido de tal manera estará condenado a no poder expresarse
nunca como tal.
Y así como la palabra nunca puede abarcar la
cosa que nombra ni confundirse con ella, los
productos del trabajo inconsciente (que acontece cuando el sujeto no es, en
el inconsciente) no son el inconsciente
ni pueden confundirse con él.
Producción
del inconsciente
querrá decir que tuve un trabajo de
construcción teórica de un objeto de conocimiento: el concepto Inconsciente
que, por su modalidad, produce un método de la interpretación, construcción
que, como en toda disciplina científica, sirve de materia para el desarrollo de
una técnica, y todavía estamos hablando de teoría.
Decimos entonces que los conceptos reguladores de la práctica técnica son la asociación libre y
la transferencia. Recién ahora con esta triple articulación de objeto, método y técnica, donde todo es un
complejo articulado de nociones y conceptos, comienza la práctica técnica, es decir, comienza la probabilidad de acceder al
objeto real: el inconsciente de fulano de tal. Sin objeto de conocimiento, sin método que se desprende del objeto y
sin una técnica que se genera en la materialidad del método, acceder al
objeto real es imposible. Trabajo
real del sueño, por ejemplo, que yo les podría decir, donde si la materia prima es el deseo
inconsciente, los instrumentos del trabajo del sueño son la condensación y el
desplazamiento y el producto es el sueño manifiesto.
Tratando de redondear, esa simpleza de decir
que ése es el trabajo real del sueño, yo diría que eso es una especulación
teórica porque en realidad es en la especulación teórica que esa teoría sabe
cómo es el trabajo real del sueño, ya que se enfrenta con los objetos últimos de
este trabajo, el sueño manifiesto contado por el soñante.
Trabaja
con el método de interpretación y construye las causas que determinaron los
efectos.
Recién ahora puede decir: el proceso real debería ser aquel que partiendo del
deseo inconsciente que yo produje con la interpretación y atravesando la
censura, después de haber sido sometidos a los procesos de condensación y
desplazamiento, aparece en la conciencia como sueño manifiesto. Trabajo real
que, aunque me meta dentro de la cabeza del soñante, no puedo saber cómo es.
Deseo que aunque descifre no puedo hallar. Discurso
manifiesto que no es un simple proceso de un trabajo, sino que es una
deformación en tanto nosotros habíamos visto que al utilizar los instrumentos
que nos brindaban el método y la técnica, el sujeto asociando libremente en el
campo que ofrece la transferencia y mediante la interpretación, construimos el
deseo inconsciente. Deseo inconsciente que no está en ningún lugar, que
hubo de ser construido teóricamente porque el inconsciente freudiano no es ni
siquiera el inconsciente freudiano de antes de 1900 ni todos los otros
inconscientes que se mencionaron.
Este
inconsciente es el concepto formal abstracto que sirve como invariante a un
conjunto de nociones que establecen con él, el cuerpo teórico de la teoría del
inconsciente, concepto de represión, concepto de aparato psíquico, concepto de
repetición, concepto de transferencia. Todos ligados en una articulación con el
descubrimiento, es decir, el inconsciente.
Luego, una vez producido el objeto de
conocimiento, tampoco tenemos el inconsciente, porque ahora cuando nos
encontramos en la situación del diálogo, tendrá que volverse a producir y ¿qué será del inconsciente, el tan famoso
inconsciente que se produce en las relaciones psicoanalíticas? Será el diálogo que sean capaces de
establecer el paciente y el psicoanalista. Ese será el inconsciente de fulano de tal, sujeto psíquico que por
serlo está condenado a no ser, a menos que hable. Como un discurso siempre
implica la presencia de un otro, será en
la dimensión del diálogo donde acontecerá el inconsciente.
Toda la
instrumentación moderna acerca de la conceptualización psicoanalítica, muestra
cómo ninguna teoría actual puede pasar de la teoría del inconsciente.
Hay hasta hoy la imposibilidad de alterar el
descubrimiento. Ni el mismo corte teórico que Freud produce en su obra con su
segunda tópica altera el descubrimiento. Porque es verdad que la formulación del año 1923 en El Yo y
el Ello, propone un aparato psíquico que ahora tiene relaciones más complejas
que el de 1900, pero el inconsciente de 1900 no piensa, no calcula, y sólo le
interesa transformar, y el inconsciente de 1923 no piensa, no calcula y sólo le
interesa transformar. El
inconsciente de 1900 y 1923 es un inconsciente que transforma, sustituye, muta
la realidad por la realidad psíquica.
Ninguno
de los dos inconscientes (de 1900 y de 1923) tienen contradicciones ni tiempo. Su tiempo es
diferente al tiempo de la conciencia, al tiempo cronológico, en tanto es en el tiempo del inconsciente donde desde el
presente se determina el pasado y no desde el pasado el presente, es decir que
su tiempo es futuro anterior.
A 100 años del descubrimiento, el vigor y la
vitalidad de la obra de Sigmund Freud han impedido momificar en una moda su
sentido.
Y cuando digo antes de terminar: Se debe leer a Freud, tengo bien
presente que los intelectuales pondrán de moda a Lacan. De cualquier manera
puedo todavía decir algo más, que las
modas siempre son el acontecimiento espectacular de un fracaso. Lacan de moda,
quiere decir que Lacan ha muerto y también una forma de psicoanalizarse.
Es decir, entre nosotros, una forma de transmitir el psicoanálisis.
FREUD Y LACAN - HABLADOS -
Miguel Óscar Menassa
Editorial Grupo Cero
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