PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE
-Primer intento-
Antes de comenzar quiero decir que este
encuentro con vosotros me sobrecoge de emociones. Intentaré escapar al poderoso
influjo de la ilusión de mis emociones, para ver si puedo descentrarme en el
intento de producir el inconsciente. Si alguien tuvo la valentía de llamarle a
una exposición "Producción del
inconsciente", estará queriendo decir que el inconsciente no está en
ningún lugar, que no lo tiene nadie y que nadie puede ir a pasear con el
inconsciente, porque éste para existir debe ser producido en un doble sentido, en
el contexto y el trabajo del campo de lo que se llamaban los fenómenos
psíquicos y producido cada vez que
con este objeto de conocimiento queremos transformar la realidad de la cual da
cuenta. Tendrá que volverse a producir el inconsciente en la dimensión del
diálogo.
Necesitaría -antes de correr el riesgo de
cierto esquematismo o dogmatismo- mostrar cómo el trabajo ideológico opera con representaciones y nociones imaginantes,
con ilusiones que no por ser ilusiones
dejan de ser realidad, son también realidad, pero imaginantes. Que la
práctica ideológica, al no padecer de la regulación de la teoría, modifica sus técnicas con las variaciones
de la realidad. Por lo tanto, no
puede regular ni controlar, ni prever, los efectos que produce.
La diferencia con la práctica científica está
dada por el recorte que en ésta impone
la propia teoría a la práctica que determina, que la práctica científica está regulada desde la teoría y puede ordenar,
controlar y prever las variaciones que ofrece el campo en que opera.