sábado, 18 de enero de 2014

CONCEPTO DE TRABAJO EN PSICOANÁLISIS



CONCEPTO DE TRABAJO EN PSICOANÁLISIS. CONFERENCIA DICTADA POR MIGUEL ÓSCAR MENASSA EN 1982, EN LA ESCUELA DE PSICOANÁLISIS GRUPO CERO.
Trataremos de establecer las conexiones lógicas de los elementos que intervienen en el trabajo para ver después cómo en La interpretación de los sueños, texto que habíamos marcado como texto de ruptura, la categoría central es la categoría de trabajo.
Podríamos acercarnos al problema diciendo que, en su organización más simple, el trabajo es una actividad racional capaz de producir valores de uso. En su concepción más simple, el trabajo sería la condición imprescindible en la relación del hombre con la naturaleza. Trabajo de forma simple porque se agota en el producto que produce. Produce un valor de uso, es decir, un valor tal que parta de la propiedad de la cosa y que pueda ser utilizado en cualquier demanda humana en el orden de la necesidad y en el orden de la fantasía. Y para decir esto no es necesario llegar a Freud, porque ya Marx decía que daba lo mismo satisfacer una necesidad biológica o una necesidad deseante. Lo que dije no quiere decir exactamente el deseo inconsciente, quiere decir que la necesidad no es sólo la necesidad biológica, ni sólo la necesidad fisiológica. También se llama necesidad a aquello que el sujeto fantasea en el orden de poder satisface.
Cuando el producto del trabajo excede en su valor el trabajo medio necesario para ser producido, se genera lo que todos conocemos con el nombre de plusvalía y en ese momento hay dos fundaciones: el dinero se funda como capital, y aparece el valor de cambio en las mercancías y se enajena su valor de uso. El valor de cambio, lo más notable, lo más aparente de la mercancía, es en realidad la forma de mostrarse, la forma de escenificarse de esa mercancía.
Para que esto sea posible, para que la mercancía pueda escenificarse en su valor de cambio, es necesario que ella haga abstracción de su valor de uso. Hablamos de esto antes de entrar en el trabajo del sueño o en el trabajo teórico de producción del concepto inconsciente, para ver si encontramos las relaciones lógicas entre lo que conocemos como trabajo y lo que Freud llama trabajo del sueño.

En el capítulo anterior debería haber quedado claro que los sentidos, la certeza que dan los sentidos, la certeza sensible, aquello catalogado como cierto por nuestra percepción consciente, mostraba, después de un trabajo de interpretación, que la certeza era ilusoria.
Todo sentimiento, toda certeza afectiva, toda reflexión consciente debe ser considerada como apariencia.
El término ruptura, que nosotros exportamos del materialismo histórico, es efecto producto de un trabajo. Le quitamos a la Teoría, a la Filosofía, a la misma Poesía la inspiración, la genialidad, para pasar a definir este tipo de producciones mediando un trabajo.
El verbo trabajar mueve a recordar una vieja polémica acerca de si el hombre, esa mutación que se produce en el animal, para que en esa transformación aparezca un hombre, está claro que es por el habla, pero no está tan claro por qué no se produce el habla para producir esa mutación. Algunos maestros dicen que ese tránsito no sólo es generado por el habla sino que es generado por la necesidad de agrupar un trabajo para la transformación de la naturaleza. Vieja polémica mal planteada y no solucionada, que como psicoanalista resuelvo fácilmente: el sujeto es un sujeto psíquico en cuanto que habla.
Hacerse una pregunta por el origen es mítico, es metafísica, pero no sería bueno que nadie más se preguntara por los orígenes.
Cuando digo aparato psíquico, hablo de un aparato psíquico constituido y cuando digo relaciones de producción hablo de unas relaciones de producción en un determinado sistema de relaciones. Y para comprender y transformar ese sistema no necesito saber nada de los orígenes. Una vez definido el aparato psíquico, ya no interesa si el aparato psíquico venía con el niño antes de nacer, se forma en el pasaje edípico o es simplemente, como dicen algunos autores, algún modelo ideológico del Estado.
En todas las traducciones al castellano, la palabra de los textos de Freud está traducida como elaboración, con lo cual sutilmente se pierde la dimensión de lo que Freud vendría a decirnos, que no había ahí nada creativo como sugiere la palabra elaboración, que se trataba de un trabajo sobre una materia prima, con instrumentos que producen transformación, efectos. Trabajo que está condicionado por sus leyes. Trabajo teórico que produce como efecto producto del trabajo el concepto de inconsciente. El concepto de inconsciente va a intervenir ahora en la operación práctica psicoanalítica como instrumento, no como objeto de conocimiento, no como producto.
Se produce una mercancía que es producto efecto de un trabajo, esa mercancía, una vez producida, puede reingresar al circuito de trabajo, como medio (materia prima) o como instrumento de trabajo.
Cuando explicábamos en la clase anterior cómo la Física había tomado prestado de las matemáticas el concepto de magnitudes geométricas y sus leyes, teníamos otro ejemplo de cómo por ser producto de un trabajo, las magnitudes geométricas podían ahora participar de un nuevo proceso de producción, no ya como efecto producto de un trabajo sino como instrumento para operar sobre una materia prima diferente: el campo físico. El principio de constancia es producto efecto del trabajo teórico de la física, pasa en el nuevo proceso de producción, el proceso de producción del campo psicoanalítico, como instrumento, como medio de producción.
Se dice que Freud toma de la física el concepto o el principio de constancia, esto es falso. Freud no toma el principio de constancia, toma la concepción filosófica, ideológica que se desprende del principio de constancia físico. Es verdad que el concepto abarcativo de campo donde van a acontecer los fenómenos psíquicos, es decir, aparato psíquico, es un concepto que Freud toma de un texto donde ese aparato psíquico tiene base biológica. Pero toma el vacío formal de ese aparato que tiene dos instancias y la energía que transcurre en él es eterna, es decir, constante. Si no está donde tiene que estar, está condensada o desplazada. No toma el aparato psíquico que se funda en lo biológico, toma el producto formal último del trabajo del Proyecto de psicología para neurólogos vacío, formal, en tanto, lo que va a delimitar en él La interpretación de los sueños, es una ruptura definitiva del aparato psíquico con lo biológico.
Con estos elementos vamos a tratar de acercarnos ahora al texto de La interpretación de los sueños. Vamos a describir tres tipos de trabajos:
- Un primer trabajo es el trabajo teórico cuya materia prima es el discurso onírico, trabajo que va a operar transformaciones en esta materia prima (como todo trabajo), con instrumentos teóricos: principio de constancia, concepto de aparato psíquico y la noción filosófica de latente y manifiesto. Trabajo teórico que con estos instrumentos va a operar sobre la materia prima para producir el concepto de Inconsciente. Su resultado va a ser la ruptura en tanto el efecto va a ser una teoría fundada científicamente.
- El segundo trabajo que aparece en La interpretación de los sueños es el trabajo práctico técnico de la práctica psicoanalítica, trabajo éste que tiene como materia prima el discurso del psicoanalizado y como instrumento la teoría, el método y la técnica psicoanalítica en un complejo articulado con el propio saber inconsciente del analista. Instrumento con el cual se va a operar entonces sobre el discurso del psicoanalizado para producir como efecto autoconocimiento y autotransformación.
Concepto de inconsciente que nos permite elaborar el método de interpretación e interpretación que nos permite reconstruir la estructura determinante.
Tenemos un trabajo teórico que da como producto: Concepto inconsciente.
Un trabajo práctico que da como producto autoconocimiento y autotransformación del psicoanalizado.
- Un tercer trabajo, que es una reconstrucción teórica, que es el trabajo del sueño, desde los contenidos a la formación: el trabajo real del sueño.
Vamos a ir haciendo algunas consideraciones acerca de ciertas críticas al sistema freudiano que son precisamente hallazgos en la teoría freudiana.
Materia prima: discurso onírico. No el sueño vivido, no el sueño soñado, sino el sueño vivido y soñado deformado por el relato del soñante. Nuevo nivel de objetividad en tanto no hay manera de hacer concordar el discurso onírico con la realidad. La crítica de Janet (que Freud apunta en el capítulo El olvido de los sueños) a esta materia prima, recae precisamente en que es un resultado deformado de los sueños; cuando es justamente esta deformación que produce el soñante en su relato, la que está para Freud sobredeterminada por aquella otra deformación que tuvo que sufrir el deseo inconsciente para poder expresarse. Esta deformación que el neopositivismo o el empirismo utilizaba para negar la cientificidad del nuevo nivel de objetividad fundado por Freud, a Freud le va a llevar a hacerse dos tipos de preguntas: ¿qué fue lo que hizo posible la deformación? y ¿por qué tuvo que haber deformación?
Freud ni está peleado con la ciencia física de su época (vamos a mostrar que parece en un momento) ni ama desaforadamente la ciencia de su época. En 1901 él está obligado a hacer un resumen de La interpretación de los sueños para una revista, que comienza diciendo que en tiempos que podríamos llamar precientíficos, el sueño era atribuido a poderes demoníacos o divinos. Y dice que con el avance de las ciencias físicas ya nadie puede pensar que los sueños provengan de otro lugar que no sea: el soñante. Parecería ser, en este párrafo, que Freud pretende hacer cabalgar esa nueva ciencia que está generando, en los carriles de las llamadas ciencias naturales. Sin embargo, en el capítulo de Método, el único material que él se anima a trabajar como método de interpretación es un material realmente prehistórico, arcaico, popular, diciendo que esas concepciones populares de la interpretación hacen más a una razón del sueño o a una razón de su tesis, en tanto la tesis plantea que el sueño tiene un sentido. Mientras las ciencias, medicina, física, fisiología, biología de la época no daban interés al fenómeno onírico o atribuían a procesos orgánicos, está claro que aquí Freud está en contra de las ciencias de su época.
Por otra parte, podríamos decir que la pretensión de que su ciencia fuese una ciencia natural, tan natural como las ciencias naturales, nada tiene de natural porque son las ciencias que alcanzan mayores formalizaciones abstractas. Que los conceptos de la física nada tenían que ver, una vez producidos, con los elementos reales que se habían utilizado para su producción.
Esto no ocurría cuando Freud estaba atendiendo a los pacientes, esto ocurría cuando Freud se sentaba con las notas que había decidido tomar durante su trabajo. En la materia prima no está el resultado, sino que el resultado es producto efecto de la operación que se ejerce con instrumentos sobre ella. Con las notas, con las reflexiones que había anotado, con ese material y con esos instrumentos teóricos que provenían de la física, de la filosofía y de su propia obra anterior, trabaja el relato onírico, en principio para que no haya ningún impedimento con el relato de sus propios sueños, y produce como producto efecto de ese trabajo el objeto de conocimiento: el concepto inconsciente.
El objeto de conocimiento no es la realidad, como hemos visto, el objeto de conocimiento proviene de una realidad ya trabajada, ni siquiera de los sueños, sino del relato del sueño. En el relato de los sueños no está el objeto de conocimiento, el objeto de conocimiento es un producto efecto de trabajo con esos instrumentos teóricos sobre el discurso onírico.
Freud comienza el capítulo de Método de la interpretación diciendo: los sueños tienen sentido y termina diciendo que el sentido de los sueños, una vez llevada a cabo la interpretación psicoanalítica, se nos revela como una realización de deseos.
El trabajo del método psicoanalítico sobre el discurso onírico es lo que hace que el sueño tenga sentido. El sueño manifiesto no tiene en sí ningún sentido o, mejor, tiene el sentido vulgar, común que le da nuestra aprehensión. Es decir, si yo sueño con una desgracia, yo que soy un jugador no pienso en ninguna desgracia, sino que le juego al número 17; si soy un poco más melancólico pienso que me va a pasar una desgracia, es decir lo interpreto según el sentido común o como anunciante del porvenir o los tomo como si su manifestación fuera verdad. No es ése el sentido que Freud les da.
Quiero mostrar cómo en la interpretación vulgar están negadas las características del trabajo.
El nuevo nivel de objetividad parte de los efectos, es decir efectos últimos de la estructura. En el caso del psicoanálisis: el habla. En el caso de la teoría del valor: la mercancía. Y como habíamos visto ni siquiera la mercancía, sino la mercancía en el lugar donde se escenificaba como su valor de cambio, escondiendo su valor de uso.
Se parte de los efectos, se elabora interpretación-construcción y se construyen lo que por ahora podríamos llamar contenidos.
El objeto real para el psicoanálisis, sería el inconsciente de fulano de tal, su versión de la filosofía que habla de la producción del conocimiento científico, cambió el tiempo de la producción científica, ésta que antes tenía un desarrollo continuo de atrás para adelante, ahora se va a construir por recurrencia.
No vengo del deseo inconsciente, no recaen sobre mí el deseo inconsciente, los mecanismos de condensación y desplazamiento, escenificación y simbolización y así llego tranquilamente al producto manifiesto: sueño manifiesto. Sino que parto del sueño manifiesto, elaboro interpretación, reconstruyo operaciones y doy cuenta de la estructura determinante. Recién ahora, no por medio de la realidad sino por medio de la reconstrucción teórica puedo decir que hay un deseo inconsciente que para atravesar la barrera de la represión se condensa y se desplaza, se escenifica y aparece como sueño manifiesto. Eso es el trabajo real del sueño, lo tuve que reconstruir teóricamente. No lo viví, no me metí dentro de la psiquis del soñante para ver cómo era que del deseo se llegaba al sueño manifiesto, sino que partí de un nuevo nivel de objetividad, último efecto de la producción inconsciente: el habla, el cuento del sueño.
Los instrumentos con que vamos a trabajar esa materia prima responden a una concepción filosófica: el principio de constancia, la categoría de campo que pone los límites a lo que estoy diciendo como pertinente a un campo: el aparato psíquico y una noción que es la de manifiesto y latente, entendiendo por manifestación la forma de expresarse del fenómeno y por latencia: su verdad.
Con la fundación del discurso onírico como materia prima Freud cuestiona la verdad, no sólo cuestiona la verdad filosófica sino que propone un nuevo tipo de verdad. Después Lacan dirá que el psicoanálisis es algo que interesa a todos porque el psicoanálisis es una cuestión acerca de la verdad.
El discurso onírico es lo que aporta el soñante, el psicoanalizado. No siempre es un paciente el que se psicoanaliza y sin necesidad de ser psicoanalista se puede tener un pensamiento psicoanalítico para pensar todos los órdenes de la vida, en tanto no sólo el psicoanálisis hace esto, cualquier descubrimiento científico, cualquier producción científica, cuando es importante toca todas las áreas del saber.
Esto es difícil de entender porque es la ruptura más potente que realiza el psicoanálisis, en el sentido que rompe con una forma de la sexualidad humana, intenta transformar una forma social de la sexualidad humana.
Es el vector, el descubrimiento freudiano, no Freud. El descubrimiento freudiano del inconsciente es el único hecho material, en tanto está escrito, a nuestro entender en La interpretación de los sueños, que puede explicar no solamente la producción del Movimiento Surrealista, sino la importancia que este movimiento adquiere no solamente en el arte, sino en las cuestiones del vivir.
Entonces, el psicoanalizado aporta la materia prima, el discurso onírico, el psicoanalista del cual exigíamos que haya concluido su análisis personal, que esté en el momento que está para escuchar el sueño, no para curar a nadie, para escuchar el relato del sueño. Para poder escuchar el relato de un sueño hay que haber terminado el psicoanálisis personal, estar en psicoanálisis didáctico, en supervisión y, por lo menos, en tres o cuatro grupos de estudio, para que no haya posibilidad de que el psicoanalista se extravíe en todas las metáforas que les ocurra acerca de la palabra extravío, desde la locura hasta la pequeña ignorancia, hasta la pequeña equivocación.
¿Quién escucha en el psicoanalista?
Un trabajador que está munido de instrumentos para el trabajo específico que tiene que realizar, el complejo articulado ahora, de su propio psicoanálisis personal con la teoría, el método y la técnica psicoanalítica.
En el único lugar donde el psicoanálisis es instrumento de trabajo y trabaja sobre materia prima que es el discurso del psicoanalizado, el efecto producto de ese trabajo es uno sólo: el autoconocimiento y la autotransformación del psicoanalizado.
Cuando termina el psicoanálisis y comienza el verdadero viaje, como dice Lacan, no quiere decir ninguna otra cosa que la transformación, el verdadero viaje, que se operará después de la interpretación, no es algo que corra por cuenta del psicoanalista, ni del psicoanálisis. No es que transforme sino que abre el espacio infinito de las transformaciones y ahora, si el sujeto quiere, de la misma manera que se fue enredando su vida hasta caer en el diván, uno lo que le muestra es que fue él, el que deseaba. Que la única injusticia social que se cometía con él era una injusticia social que se comete con toda la humanidad. También será su deseo el que una vez hecha la interpretación transforme o no su vida.
Toda verdad para el psicoanálisis es para transformarla, en el instante. Verdad es ese instante donde algo comienza su transformación. La actitud del psicoanalista en su trabajo como psicoanalista no es plantearle al paciente verdades, sino verosimilitudes. Cuando se interviene es “me parece que”, “le sugiero que piense”, “no trato de contradecirle, pero yo pensaría”. El psicoanalista tiene que trabajar con verosimilitudes, porque la verdad la trabajan los religiosos, los militares. Y Freud hace una crítica contundente a la Religión y al Ejército, no para que no existan sino porque no pueden ser psicoanalistas. pone un límite a quién puede ser psicoanalista.
El método científico no puede ser concebido antes de la producción del objeto de conocimiento porque es el que le da las características al método. Método de interpretación-construcción. Método que para ser científico tiene que regular según el mandato de la teoría y ser además materialidad de la técnica. En este espacio de la técnica: asociación libre y transferencia.
Con esta triple articulación: teoría, método y técnica, que son tres momentos teóricos, recién ahora voy a cumplir con el otro requisito de toda ciencia: la transformación de la realidad, es decir, la práctica técnica. A la práctica técnica el psicoanalista transporta como instrumento con el cual va a operar sobre el material del psicoanalizado, el complejo articulado de la teoría, método y técnica psicoanalítica y su propio psicoanálisis, su saber inconsciente. Que el método sea de interpretación-construcción queda como comprendido por las características de ese objeto particular que debe ser construido porque no está como tal en ningún lugar.
Que la técnica sea la asociación libre y la transferencia quiere decir que el sujeto tiene que hablar, pero hablar ni lo va a curar ni lo va a psicoanalizar porque la palabra por sí misma no tiene ningún efecto, ningún poder. Transferencia porque la palabra sólo va a tener poder, en ese campo singular de fuerzas que se genera en toda relación psicoanalítica y que se llama transferencia. Por lo tanto, asociación libre: hablar. Transferencia: el campo propicio para que ese hablar produzca sus efectos.
Con esos instrumentos comienza ahora un nuevo trabajo, el trabajo práctico-técnico.
Para la epistemología con la cual estamos mirando el proceso de producción científico, la epistemología materialista, la ciencia debería, para alcanzar su nivel como ciencia, no sólo tener una práctica técnica, sino también una inscripción social. La salud, pero pública. La educación, pero publica. Inscripción social. Inscripción en aquel lugar donde lo que determina la inscripción no es la propiedad de la ciencia que se inscribe, sino el modelo productivo donde la ciencia se inscribe.
Al entender actual todavía no es una ciencia porque le falta su inscripción social, pero esto aplicado a otras ciencias hace que las matemáticas no sean una ciencia, la física tampoco, en tanto hay formuleos que si bien muestran cuáles podrían ser su método de apropiación, no pueden determinar cuál sería su práctica y menos su inscripción social.
Será una ciencia cuando su desarrollo le permita su inscripción social.

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