martes, 31 de diciembre de 2013

PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE

FREUD Y LACAN - HABLADOS - 1   
PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE
-Primer intento-
Antes de comenzar quiero decir que este encuentro con vosotros me sobrecoge de emociones. Intentaré escapar al poderoso influjo de la ilusión de mis emociones, para ver si puedo descentrarme en el intento de producir el inconsciente. Si alguien tuvo la valentía de llamarle a una exposición "Producción del inconsciente", estará queriendo decir que el inconsciente no está en ningún lugar, que no lo tiene nadie y que nadie puede ir a pasear con el inconsciente, porque éste para existir debe ser producido en un doble sentido, en el contexto y el trabajo del campo de lo que se llamaban los fenómenos psíquicos y producido cada vez que con este objeto de conocimiento queremos transformar la realidad de la cual da cuenta. Tendrá que volverse a producir el inconsciente en la dimensión del diálogo.
Necesitaría -antes de correr el riesgo de cierto esquematismo o dogmatismo- mostrar cómo el trabajo ideológico opera con representaciones y nociones imaginantes, con ilusiones que no por ser ilusiones dejan de ser realidad, son también realidad, pero imaginantes. Que la práctica ideológica, al no padecer de la regulación de la teoría, modifica sus técnicas con las variaciones de la realidad. Por lo tanto, no puede regular ni controlar, ni prever, los efectos que produce.
La diferencia con la práctica científica está dada por el recorte que en ésta impone la propia teoría a la práctica que determina, que la práctica científica está regulada desde la teoría y puede ordenar, controlar y prever las variaciones que ofrece el campo en que opera.
Digamos que toda ciencia surge en un campo ideológico o precientífico, que sin práctica utilitaria, sin práctica técnica, sin empirismo, no hay producción científica. Pero la producción -científica, surgida del campo de la ideología- por ser efecto de un trabajo realizado, por ser producto de materia prima transformada, ya nada tiene que ver con los instrumentos que se utilizaron, ni con la materia prima con la cual se trabajó.
Con la madera puedo construir una mesa, pero la mesa no estaba en la madera, ni siquiera estaba en los instrumentos con los cuales trabajé la madera. Pero desde la mesa puedo construir, mediante un proceso teórico, el trabajo real que me llevó a la construcción de la mesa. Tengo la mesa, último efecto del trabajo, y construyo teóricamente que para su producción se han utilizado instrumentos y trabajo humano sobre una materia prima, la madera.
Si yo me animara a decir que el texto de La interpretación de los sueños, es el tiempo escritural donde acontece por primera vez en la historia de las ciencias el concepto de inconsciente, tendría que decir que es desde ese lugar donde nosotros ahora vamos a mostrar de qué campo proviene el psicoanálisis.
Tomando un concepto de la epistemología materialista, decimos que el psicoanálisis opera una ruptura cuyo efecto es la teoría del inconsciente, y la pregunta que pueden ustedes hacerse es ¿ruptura de qué? Ruptura de la conciencia, de las teorías y de las ideologías que el mismo Freud manejaba y ahora esto lo puedo decir porque ya escribí La interpretación de los sueños.
En 1895, él suponía que el inconsciente, palabra que ya nombraba pero que todavía no era un concepto, era una parte de la conciencia y ni siquiera extraña a ella. Al final de los Historiales de la Histeria, Freud transforma este pensamiento y llega a decir que el inconsciente es una parte extraña de la conciencia, un cuerpo extraño, pero todavía no llegó a La interpretación de los sueños.
Podemos ver cómo en las relaciones con las famosas histéricas, a las cuales siempre se vuelve, Freud no disponía de los elementos teóricos que le va a brindar La interpretación de los sueños. La relación con su paciente Elizabeth, el campo transferencial generado, la falta de progreso en la paciente, el profundo amor que Freud tenía por ella, lo llevan a querer fundamentar científicamente -y eso quería decir para Freud, como las ciencias naturales- el inconsciente y escribe el Proyecto de Psicología.
En el Proyecto, Freud intenta -sin poderlo- construir una teoría científica. Y digo sin poderlo porque el aparato psíquico que produce en este escrito es un aparato psíquico que está ligado a lo biológico, que tiene localización, que no se ha desprendido aún de los prejuicios, es decir, no es todavía un concepto teórico. Mientras que antes de 1900 el cuerpo es productor generador del inconsciente, después de 1900 el cuerpo será escenario de ese acontecer autónomo que es el aparato psíquico que, ahora sí, tendrá sus leyes propias.
Cuando nos enfrentamos a una teoría, se nos generan dos problemáticas: una de ellas saber si esa teoría es científica. La otra, de qué modo o de qué instrumentos me voy a valer para dictaminar si esa teoría es científica o no.
Teniendo en cuenta que estoy en mi casa, decido que la epistemología, es decir, el proceso de reconstrucción de las teorías para referirnos a si esta teoría es científica o no, es la epistemología materialista que pone en cuestión la filosofía de la conciencia que designa los procesos del conocimiento.
Las ciencias que nosotros conocemos, no las más modernas -pero las que conocemos-, las que imaginariamente están asentadas en nosotros, tienen leyes que manejamos sin darnos cuenta, por ejemplo los números naturales. Su modo de producción es tal que, por primera vez en el mundo occidental, el hombre produce un símbolo que no es Dios. Que antes de la producción de las Matemáticas, antes de la producción de los números naturales, el hombre vivía sin símbolos y el único símbolo posible de ser producido era Dios. El hombre vivía en un círculo religioso imaginario.
El mundo de las Matemáticas irrumpe en la vida del hombre llevándolo a una posición diferente, algunos hasta dicen más humano. Donde ahora existen dos posibilidades: el símbolo puede ser Dios, pero también puede ser un número natural. Éste forma parte como inconsciente de todas las producciones que acontecen después de las Matemáticas.
En el caso de la Física, no solamente su modo de producción conceptual es semejante al modo de producción conceptual de las Matemáticas, sino que para ser, nace en el vacío formal de las magnitudes geométricas, que le proporciona las Matemáticas.
Sin el vacío formal de las magnitudes geométricas, no hubiese sido posible la fórmula de la velocidad. Si no hubiese sido posible la fórmula de la velocidad, no se hubiera podido construir la máquina herramienta y sin máquina herramienta, hubiese sido imposible el capitalismo. Que ahora estamos un poco aburridos de él pero que fue una verdadera revolución, en tanto permitió la socialización universal. El acontecimiento de la máquina herramienta provoca una revolución en la producción de objetos.
Recién ahora, con las modernas epistemologías, estamos en presencia de los instrumentos apropiados para la construcción de una máquina herramienta para la producción de conocimientos; que el hombre trescientos años antes alcanza para la producción de objetos. Es decir, que la producción de pensamiento lleva trescientos años de retraso con respecto a la construcción del objeto técnico. Máquina herramienta que permitirá llevar a un estado de socialización universal el modo de producción del conocimiento científico.
Proceso de creación que viene a abrir como posibilidad la producción del inconsciente en 1900. A partir de este hecho y en sus extensiones, podemos empezar a pensar la ideología como un sistema inconsciente de ideas, imposible de transformarse por medio de la tan nombrada "concientización", en tanto nosotros sabemos que es absolutamente imposible hacer consciente lo inconsciente, porque lo inconsciente -habíamos dicho- no estaba en ningún lugar, por lo tanto no se podía trasladar de un lugar a otro. El inconsciente había que producirlo.
Freud, cuando comienza a trabajar en La interpretación de los sueños dice, la materia prima no ha de ser el sueño soñado, no ha de ser el sueño real, el sueño vivido. Nuestro nivel de objetividad será el sueño contado, es decir, será verdaderamente una materia prima, el sueño contado ya necesitó un pequeño trabajo de elaboración para ser contado.
Nuevo nivel de objetividad, porque con los elementos que me ofrecían las epistemologías empiristas, no podía determinarlo como objeto, en tanto jamás podía saber si concordaba o no concordaba con la realidad. Las características de estas ciencias actuales, ciencias conjeturales, permiten esto que no permitía el empirismo, ese nuevo nivel de objetividad.
Un fragmento, un trozo de discurso va a ser trabajado por Freud con tres instrumentos: el famoso y tan cuestionado "principio de constancia", que no es de ninguna manera el principio físico de constancia sino que es la filosofía que se desprende del principio físico de constancia. Otro instrumento de una cuantía incalculable porque hasta aún hoy permanece como instrumento de lectura psicoanalítica, es una concepción filosófica que se estaba gestando en la época de Freud y que tendía a mostrar que lo que aparecía no era lo verdadero, sino que lo que aparecía era la apariencia y la verdad de esa aparición era latente. Instrumento que permitirá que todo material que pase por el ojo del observador se divida automáticamente, en manifiesto y latente. El otro instrumento que Freud utiliza es una categoría general donde se van a incluir estos fenómenos, es decir el campo.
¿Dónde acontecen los fenómenos psíquicos? Los fenómenos psíquicos acontecen en el aparato psíquico y en ningún otro lugar.
Esta categoría general, Freud la toma de su libro anterior Proyecto de Psicología pero vaciada de su contenido, es decir, la noción de un aparato que tiene como mínimo dos instancias y una censura entre ambas.
Habíamos dicho que en la materia prima no estaba el resultado final, el producto. Tampoco en lo que cuenta el soñante, en el discurso onírico está el objeto inconsciente. Habíamos dicho también de la mesa que no estaba en la madera, tampoco estaba en los instrumentos con los cuales se trabajaba la madera para que apareciera la mesa.
Entonces, tendríamos que decir aquí que el concepto inconsciente no va a estar en los instrumentos con los cuales trabajo la materia prima, sino que por ser efecto producto de un trabajo -en este caso un trabajo teórico-, será otra cosa, será un otro respecto de aquello de lo cual proviene.
Era como haber rigidizado el proceso mediante el cual Freud accede a la producción del concepto del inconsciente, porque tres características fundamentales: hablar, soñar y no interrumpir, son peculiaridades de toda relación psicoanalítica que pone en juego el objeto de conocimiento inconsciente; él habla, sueña, y todo esto lo hace sin interrupciones.
Es precisamente en este punto donde, en la construcción del objeto inconsciente, se produce el concepto de transferencia. Ahora Freud va a entender, por que él sentía pero no sabía por qué sentía, que Elizabeth se movía a su alrededor como si él fuera su padre. Él veía, le pasaba como a nosotros cuando miramos el sol, él reconocía el fenómeno para que apareciera así frente a su vista. Él veía a Elizabeth moverse alrededor, pero tenía un prejuicio, creía que era alrededor de sí mismo como si él fuera su padre. Si hubiese tenido el concepto de transferencia, hubiese sabido que se movía alrededor de su padre. Cuando Freud va al Proyecto de Psicología, renegando de los avances, renegando de la conversación con Breuer, éste le había dicho que el psiquismo necesita, para ser explicado, explicaciones psíquicas, Freud no dice eso cuando va al Proyecto, dice: voy a encontrarle el fundamento orgánico. A esa decisión lo llevó la transferencia con Elizabeth porque era ella la que le dijo que lo que él había pensado no servía.
Es tan revolucionario el descubrimiento freudiano que no consigue nunca ponerse de moda. Mientras que nosotros sabemos -algunos de nosotros-, por nuestra práctica personal, cómo desprendimientos de la teoría freudiana se han puesto de moda. Y así tuvimos de moda muchos tipos de psicoanálisis que en ningún caso fueron freudianos.
Con Freud lo que se hace es no leerlo, criticar su ser burgués como si el inconsciente fuera de alguien, como si la tierra girara alrededor del sol para alguien, y esto nos hace preguntar hasta dónde se escamotea, hasta dónde se saca de circulación el descubrimiento producido. Ni una sola de las instituciones psicoanalíticas que yo conozco ha dejado entrar en su seno el concepto inconsciente, en tanto la distribución y el uso de la economía y de los afectos, siguen siendo en las corporaciones psicoanalíticas, exactamente igual que en cualquier otro tipo de institución. Este parentesco se debe al cógito cartesiano que, paradojalmente, es lo que el psicoanálisis viene a subvertir.
Que las instituciones y las corporaciones psicoanalíticas, más que mantener el descubrimiento, más que modificar el método -condición de todo método científico para serlo, su posibilidad de rectificación-, hicieron del descubrimiento, un dogma, llegando hasta estipular condiciones de salud. Si usted tiene buenas relaciones sexuales, sociales y goza de una buena economía, está psicoanalíticamente sano.
Se llegó a creer que el sujeto asociando, podía llegar a su inconsciente, podría llegar a enunciar contenidos inconscientes. Cuando Freud dice claramente en su primera tesis en el capítulo de "Método de la Interpretación Onírica" que el sueño tiene sentido, pero tiene sentido si se lo interpreta científicamente con el método psicoanalítico que permite construir en la tesis donde el sueño tiene sentido, que el sentido es una realización de deseos.
Razón que mantuvo durante mucho tiempo ciegas a muchas corporaciones psicoanalíticas, en tanto buscaban en las profundidades del ser, el inconsciente. Como si el inconsciente se pudiera pescar, como si se pudiera atrapar, como si el inconsciente pudiera agotarse en su sentido. Como si el inconsciente algo tuviera que ver con el ser.
El deseo inconsciente es inmortal, sueño porque cuando sueño deseo y si no deseo estoy muerto, por eso sueño, sueño porque cuando estoy dormido es la única manera que tengo de desear.
Deseo, para Freud, que en su constitución genera y determina lo que estamos acostumbrados a sentir el centro de nuestro ser: la famosa y tan vigilante conciencia, órgano perceptual que, como todos los órganos perceptuales, quedan contrariados por los descubrimientos científicos.
Veo el sol con mis propios ojos girar alrededor de la tierra, he sido engañado. Creo que amo a esa mujer, he sido otra vez engañado. Creo que estoy tocando a este hombre. Quiero decir que la conciencia -en tanto órgano perceptual- caería en la ilusión de la apariencia. Para Freud, en la conciencia nunca podría acontecer la verdad, por eso que pone en cuestión precisamente a todo aquel que piensa donde es, porque el pensamiento inconsciente acontece donde el sujeto no es, en el inconsciente. Acontece en aquel tiempo que al hombre le falta. Deseo que por haberse constituido de tal manera estará condenado a no poder expresarse nunca como tal.
Y así como la palabra nunca puede abarcar la cosa que nombra ni confundirse con ella, los productos del trabajo inconsciente (que acontece cuando el sujeto no es, en el inconsciente) no son el inconsciente ni pueden confundirse con él.
Producción del inconsciente querrá decir que tuve un trabajo de construcción teórica de un objeto de conocimiento: el concepto Inconsciente que, por su modalidad, produce un método de la interpretación, construcción que, como en toda disciplina científica, sirve de materia para el desarrollo de una técnica, y todavía estamos hablando de teoría.
Decimos entonces que los conceptos reguladores de la práctica técnica son la asociación libre y la transferencia. Recién ahora con esta triple articulación de objeto, método y técnica, donde todo es un complejo articulado de nociones y conceptos, comienza la práctica técnica, es decir, comienza la probabilidad de acceder al objeto real: el inconsciente de fulano de tal. Sin objeto de conocimiento, sin método que se desprende del objeto y sin una técnica que se genera en la materialidad del método, acceder al objeto real es imposible. Trabajo real del sueño, por ejemplo, que yo les podría decir, donde si la materia prima es el deseo inconsciente, los instrumentos del trabajo del sueño son la condensación y el desplazamiento y el producto es el sueño manifiesto.
Tratando de redondear, esa simpleza de decir que ése es el trabajo real del sueño, yo diría que eso es una especulación teórica porque en realidad es en la especulación teórica que esa teoría sabe cómo es el trabajo real del sueño, ya que se enfrenta con los objetos últimos de este trabajo, el sueño manifiesto contado por el soñante.
Trabaja con el método de interpretación y construye las causas que determinaron los efectos. Recién ahora puede decir: el proceso real debería ser aquel que partiendo del deseo inconsciente que yo produje con la interpretación y atravesando la censura, después de haber sido sometidos a los procesos de condensación y desplazamiento, aparece en la conciencia como sueño manifiesto. Trabajo real que, aunque me meta dentro de la cabeza del soñante, no puedo saber cómo es. Deseo que aunque descifre no puedo hallar. Discurso manifiesto que no es un simple proceso de un trabajo, sino que es una deformación en tanto nosotros habíamos visto que al utilizar los instrumentos que nos brindaban el método y la técnica, el sujeto asociando libremente en el campo que ofrece la transferencia y mediante la interpretación, construimos el deseo inconsciente. Deseo inconsciente que no está en ningún lugar, que hubo de ser construido teóricamente porque el inconsciente freudiano no es ni siquiera el inconsciente freudiano de antes de 1900 ni todos los otros inconscientes que se mencionaron.
Este inconsciente es el concepto formal abstracto que sirve como invariante a un conjunto de nociones que establecen con él, el cuerpo teórico de la teoría del inconsciente, concepto de represión, concepto de aparato psíquico, concepto de repetición, concepto de transferencia. Todos ligados en una articulación con el descubrimiento, es decir, el inconsciente.
Luego, una vez producido el objeto de conocimiento, tampoco tenemos el inconsciente, porque ahora cuando nos encontramos en la situación del diálogo, tendrá que volverse a producir y ¿qué será del inconsciente, el tan famoso inconsciente que se produce en las relaciones psicoanalíticas? Será el diálogo que sean capaces de establecer el paciente y el psicoanalista. Ese será el inconsciente de fulano de tal, sujeto psíquico que por serlo está condenado a no ser, a menos que hable. Como un discurso siempre implica la presencia de un otro, será en la dimensión del diálogo donde acontecerá el inconsciente.
Toda la instrumentación moderna acerca de la conceptualización psicoanalítica, muestra cómo ninguna teoría actual puede pasar de la teoría del inconsciente.
Hay hasta hoy la imposibilidad de alterar el descubrimiento. Ni el mismo corte teórico que Freud produce en su obra con su segunda tópica altera el descubrimiento. Porque es verdad que la formulación del año 1923 en El Yo y el Ello, propone un aparato psíquico que ahora tiene relaciones más complejas que el de 1900, pero el inconsciente de 1900 no piensa, no calcula, y sólo le interesa transformar, y el inconsciente de 1923 no piensa, no calcula y sólo le interesa transformar. El inconsciente de 1900 y 1923 es un inconsciente que transforma, sustituye, muta la realidad por la realidad psíquica.
Ninguno de los dos inconscientes (de 1900 y de 1923) tienen contradicciones ni tiempo. Su tiempo es diferente al tiempo de la conciencia, al tiempo cronológico, en tanto es en el tiempo del inconsciente donde desde el presente se determina el pasado y no desde el pasado el presente, es decir que su tiempo es futuro anterior.
A 100 años del descubrimiento, el vigor y la vitalidad de la obra de Sigmund Freud han impedido momificar en una moda su sentido.
Y cuando digo antes de terminar: Se debe leer a Freud, tengo bien presente que los intelectuales pondrán de moda a Lacan. De cualquier manera puedo todavía decir algo más, que las modas siempre son el acontecimiento espectacular de un fracaso. Lacan de moda, quiere decir que Lacan ha muerto y también una forma de psicoanalizarse.
Es decir, entre nosotros, una forma de transmitir el psicoanálisis.
FREUD Y LACAN - HABLADOS -
Miguel Óscar Menassa
Editorial Grupo Cero

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